Estando el Perú cercano a sus procesos de elecciones políticas para seleccionar a los principales funcionarios del país, vamos a recordar los análisis del economista Dr. Jesús Huerta de Soto, sobre el tema de la elección pública, que parte de los trabajos de James Mcgill Buchanan, Gordon Tullock y otros que fueron pioneros de la aplicación del análisis económico a la gestión de los gobiernos.  El Dr. Huerta de Soto, plantea 5 fallos propios de las democracias y de los procesos de elección pública:
1.- El efecto de la racionalidad de la ignorancia.
En efecto, lo racional en el ser humano social es la ignorancia (no conoce con plena certeza muchos de los fenómenos y actos de su entorno), de hecho hay un coste y sacrificio de tiempo en buscar y procesar información sobre el tema de la elección, por ello que el votante no asigna recursos a esto, prefiere la ignorancia (bajo nivel de conocimiento o desconocimiento total sobre un tema específico). Otro hecho que lo incentiva a actuar de esta manera es que la difusión de su voto individual en una gran población votante es irrelevante (1 en 10 millones), de hecho el votante individual no tiene incentivos para modificar su conducta en esta situación, dado que desde la individualidad no puede ejercer coerción sobre el proceso de votación.
Esto es aprovechado por los políticos, entorpeciendo el conocimiento de sus planes de gobierno y haciendolos menos transparentes y más generalizadas sus propuestas, pero aumentando el ruido “mediático” de modo tal que “algo” aunque sea pequeño en proporción recalará en la mente del votante para que opte por éste, más aún si el votante elige en base a consideraciones de otros tipo como emocional, religioso, tribal, visceral; por ello el alto nivel de engaño, demagogia e intolerancia en los procesos electorales. Ejemplo de ello; políticos bailando, cantando y otros actos mediáticos para atraer atención y votos.
2.- El Efecto de los grupos de poder o grupos de interés.
Ejercen una acción orientada a conseguir un objetivo de interés particular, sin importar el bien público, por ello se le denominan acciones perversas, porque distorsionan el interés final de la elección democrática. Un clásico ejemplo son los grupos de interés comercial, estos financian a los políticos para que modifiquen o instauren determinadas condiciones favorables a su propio bien particular. Existe también la gran probabilidad que grupos de interés ligados al narcotráfico, a la trata de personas y a la minería ilegal, están detrás de los políticos peruanos, porque tienen intereses particulares en la gestión pública, sobre todo en los ámbitos de justicia y acciones del Estado. Constituye un peligro real porque generan inestabilidad y corrupción en los sistema de elección democráticos y en los poderes del Estado. Los últimos acontecimientos ocurridos en las regiones de Ancash y en el Callao, son una muestra de ello.
Esto da una imagen del secuestro de la democracia por los grupos de interés
 3.- El efecto de la representación no vinculante.
No existe un contrato vinculante entre lo ofrecido por el político o funcionario público y el que lo elige, de hecho, el votante en un proceso de elección, vota por un programa y este no está definido, pero aunque el programa estuviese definido, el político y el funcionario público pueden de manera discrecional tomar decisiones al margen del votante, dado que el mandato no le obliga a cumplir lo prometido sobre la base de un contrato jurídico, este no existe y por ello el político e incluso el funcionario, hace según su antojo o acuerdo del grupo de poder que influencia sobre el, dentro de la amplitud de límites que la Ley les permite.    Nota.  En el caso del funcionario existen los contratos de trabajo que indica los alcances del accionar del funcionario, pero hasta allí, después dependerá de los valores y ética propias.
 4.- El Efecto de la miopía gubernamental.
Dado que las generaciones futuras no pueden elegir o votar hoy, no son prioridad de los políticos y funcionarios públicos, estos tienen una visión de trabajo de corto plazo, sujeto al periodo gubernamental al cual están ligados (4 ó 5 años). Por ello las acciones que toman los políticos y funcionarios son por lo general de corte populista, buscando aquello que les permita crear una “conciencia mediática” en su intención de ser reelectos en un próximo período, siendo uno de sus objetivos principales la reelección inmediata al cargo, prolongando un círculo vicioso en contra del elector individual.
 5.- La carencia de incentivos para actuar de forma eficiente.
Los políticos y funcionarios no cuentan con incentivos para alcanzar la eficiencia, debido a que los recursos que utiliza no son propios, sino que son propiedad pública y por ello antepone sus necesidades y prioridades propias, contra la función pública. Es común observar que los gobiernos locales nunca llegan a gastar los recursos en proyectos concretos, sino que a finales del año fiscal ellos gastan todo el presupuesto en obras que no aportan beneficios a la comunidad. Otro es el hecho de utilizar los recursos del Estado para beneficio propio, como vehículos públicos, locales públicos, compras suntuosas en su favor, premios, viajes y promociones que solo afectan a la economía del País, pero que redunda en un uso perverso de los recursos por parte del funcionario y del político.
 Bien, muy claro Jesús Huerta de Soto en explicar estos términos, a los que él denomina principios, aquí les dejo el enlace para lectura.