Preparando el Camino al Acuerdo de Copenhague 2009: ¿Un Asunto de Incentivos Económicos?

Copenhague 2009

Próximo a realizarse, la reunión entre los 189 países que determinaran la nuevas condiciones que deberán adoptarse reemplazando al acuerdo de Kyoto.

En agosto último, en la ciudad de Bonn, Alemania, tuvieron lugar las reuniones de negociación preparatorias a la 15ava Conferencia de partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tendrá lugar en Copenhague este diciembre 2009. Ya existe un preacuerdo de los países industrializados, que buscan recortar las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 15 y un 21% bajo los niveles estimados y medidos para el año de 1990.

Igualmente, al grupo de los ocho países más ricos (G-8), este año, en Italia, han incluido a China, a India, y a algunos países que están alcanzando aristas importantes en el tema de la contaminación ambiental, como México, Brasil, Sudáfrica, Indonesia, Australia, Corea.

Basta recordar que para los científicos de las Naciones Unidas, están utilizando como año base a 1990, pero tanto EU de Na. y Japón, quieren usar como año base el 2005, los países industrializados quieren incluir en los acuerdos de Kyoto a las naciones en desarrollo, estos últimos han presentado demandas, entre las que se incluyen la reducción de sus emisiones entre 25% y 40% a niveles de 1990, para 2020.

¿Incentivos Económicos en las Políticas contra el cambio climático?

¿Pero que hay detrás del interés de los países industrializados en reducir las emisiones de gases invernadoros? basta recordar que las emisiones contaminantes reconocidas por el Protocolo de Kyoto son:

El dióxido de carbono (CO2) conocido como anhídrido carbónico.
El metano (CH4) o gas de los pantanos.
El óxido nitroso (NO2).

Gases hidrofluorocarbonos (HFC)

Gases clorofluorcarbonos.
Gases perfluorocarbonos (PFC).
Hexafloruro de azufre (SF6).

Muchos de estos gases son un subproducto de los procesos industriales, como son las industrias del petróleo, Acererías y fundiciones metalúrgicas, del Plástico y derivados químicos, de la Energía y generación eléctrica (plantas basadas en carbón y petróleo), la industria de automotores; etc.

El cambio climático es para las economías del planeta, una externalidad negativa, por ende la naturaleza es un bien público, de allí que el conservarla requiera de implementar políticas bajo incentivos, sin los cuales no sería posible obligar a las industrias a reducir sus emisiones dañinas al planeta.

No es posible designar a la naturaleza como un bien preferente (de hecho lo es) porque la transformación del estado natural a uno nuevo, con intervención de la tecnología; produce un nuevo estado, que incluye al producto mismo también a los subproductos del proceso. Este nuevo producto se incorpora a la actividad socioeconómica del hombre y forma parte de el.

Los criterios para determinar los incentivos, se asocian a las condiciones en las cuales se negocian las cantidades de toneladas de gases emitidos al medio ambiente y los niveles de producción de las industrias, así la dinámica del cambio climático se asocia a la dinámica de la producción industrial, de allí que existan opiniones en favor del crecimiento industrial y poco favorables al control de emisiones de gases de invernadero, pero menos mal que las voces que reclaman cuidar nuestro planeta son cada vez muchas más.

Un postulado económico conocido dice que los agentes responden a incentivos económicos, lo cual significa que los agentes deben de obtener un bienestar equivalente o superior, para decidir cambiar sus beneficios económicos actuales por otros cuyos resultados no son tan inmediatos en el tiempo, de allí que el factor de descuento, es importante para determinar los costos a sacrificarse hoy, en beneficio de bienestar mañana.

La tasa de descuento ambiental, los factores a determinar las políticas medioambientales y los incentivos que derivan de ellas, son temas que ojala no escapen a la reunión de Copenhague.