¿Es fatalista el Informe Stern Sobre el cambio climático?
El economista Sir Nicholas Stern por encargo del Reino Unido, preparó un ensayo (con un equipo de especialistas) que fue publicado el 30 de octubre del 2006, conocido como el Informe Stern Dentro de las principales conclusiones, se afirman que se necesita una inversión equivalente al 1% del PBI mundial para mitigar los efectos del cambio climático.
El cambio climático podría tener impactos muy graves en el crecimiento y en el desarrollo de las economías globales, la concentración de emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera podría alcanzar el doble de su nivel preindustrial al año 2035, esto permitiría un aumento medio global de temperatura de 2º C. En el largo plazo, habría más de 50% de probabilidades de que el aumento de temperatura alcance los 5º C. Un aumento de esta magnitud sería muy peligroso; similar al cambio ocurrido en las temperaturas promedio de la última edad del hielo. Pero aún con niveles de calentamiento más moderados, todo indica que los impactos regionales con patrones meteorológicos cambiantes que producen el denominado cambio climático, producirán grandes impactos en la producción mundial, en la vida humana y en el medio ambiente circundante.
Críticas al informe Stern, si las hay, provienen desde extremos como los del economista español Sala-i-Martin y como otros especialistas en temas de economía ambiental.
Para el Economista William Nordhaus, la principal preocupación es la elección de la tasa social de descuento en el tiempo, el tipo de interés utilizado para comparar el bienestar de las generaciones futuras contra el bienestar de los que estamos en esta generación. La elección de una tasa de descuento social del Informe Stern utiliza una baja tasa de descuento, argumentando la probabilidad de extinción es de 0,1 por ciento por año. Para todos los efectos, esto implica una tasa social de descuento que es efectivamente cero, lo que significa dar la mismas importancia a todas las generaciones. Para W. Nordhaus la tasa de descuento social debiera ser de 3%, así en su modelo, el bienestar de las generaciones futuras tiene menos peso que el bienestar de la actual generación.
Para el economista Sir Partha Dasgupta, el modelo del informe Stern, no ha considerado algunas variables dinámicas muy importantes como la incertidumbre, el crecimiento de la población y el cambio tecnológico, incluso Dasgupta va más allá y escribe lo dice aún más fuerte: “no se sirve a la causa cuando se eligen los valores de los parámetros para obtener las respuestas deseadas".
Para el economista Robert Mendelsohn, considera que los la tasa de descuento debiera ser igual para los costes de abatimiento del como para los costos del cambio climático, cosa que no encuentra en el informe Stern.
Próximos a cumplirse los 3 años de haber salido a la luz, el informe Stern; los efectos de los cambios meteorológicos en el planeta son visible, la separación de grandes bloques de hielo en el ártico, la violencia de los huracanes y la creciente desaparición de fuentes de agua dulce, así como las variaciones de los ciclos de lluvias en muchos países, muestran la verdad sobre el cambio climático, bastará viajar a unas horas fuera de la capital del Perú, Lima; y observaremos como los hielos perpetuos de los andes ya no existen mas, algunas lagunas formadas en los valles interandinos están desapareciendo y sin embargo el mundo industrial sigue contaminando.
3 Comments:
El calentamiento global ya es un hacho, me atrevo a decir que ya estamos sufriendo los efectos de nuestra irresponsabilidad con el medio ambiente, a este paso en un futuro muy cercano la cordillera blanca será otra cordillera negra. Debemos de tener mayor conciencia ambiental y esto debería empezar con una política agresiva de concientización ambiental empezando desde el nivel inicial de educación.
Aunque no soy economista, sólo un aficionado, mi opinión es que utilizar algo tan "pragmático" como la tasa de descuento para establecer la idoneidad de actuar o no contra el cambio climático y con qué intensidad supone simplificar demasiado el problema, ponerlo al nivel de cualquier negocio.
Por desgracia vivimos en una sociedad cada vez más "cortoplacista", del placer inmediato. Para la mayoría de la gente, si los efectos más graves del cambio climático, los que repercutan verdaderamente sobre nuestra calidad de vida, se van a producir dentro de 100 o 200 años (o en lugares lejanos), simplemente no hay problema. No estaremos aquí. ¿para qué invertir en algo cuyo retorno, si se produce, llegará probablemente muy tarde?
Quizá la única solución sea que dejemos de pensar en el planeta sólo como un inmenso medio de producción del que aprovecharnos y creemos una especie de conciencia de gratitud hacia la esta madre Tierra que nos ha dado la vida, de forma parecida a nuestras madres.
La tecnología nos permite ahora controlar todos los procesos industriales, es posible utilizar sensores remotos y sistemas de identificación de gases mediante pequeños sistemas inteligentes que reporten por ejemplo a una central como la del Ministerio del Medio Ambiente. Porque no se hace?
Lamentablemente los intereses de los empresarios son prioritarios sobre el bien común, por ello que hasta la fecha, USA no firma el protocolo de Kyoto ni ha ratificado el último de París.
Edgar
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